martes, 31 de julio de 2012

Lagos Louise y Moraine

El lago Louise se encuentra a 60 km. de Banff y a una altitud de 1.661 m. y por su incomparable belleza, se le considera un sello de identidad de Canadá. Conocido por los indios Stoney como "el lago de los pequeños peces" fue nombrado como "Louise" en 1.884 en honor de la princesa Louise Caroline Alberta, cuarta hija de la reina Victoria. 
Autor Danforth1
Un lugar único, con el telón de fondo del glaciar Victoria y rodeado de numerosos picos nevados. Un lago que en invierno congela sus aguas y se puede caminar apaciblemente sobre él o patinar sobre hielo. En verano es navegable y tranquilo, recuperando su real dimensión. Es célebre por el color de sus aguas entre verde esmeralda y azul turquesa, dependiendo de la posición del sol. El impactante color se debe a los depósitos de cieno glacial (harina de roca) que permanecen bajo la superficie. Su superficie lisa, es como un espejo donde se refleja de forma imponente el glaciar y los picos de las Montañas Rocosas que le rodean.
A un extremo del lago, el imponente hotel de lujo Chateau Lake Louise (1894) domina el paisaje. Un camino de fácil acceso que sale del hotel nos lleva al fondo del lago (1 hora). Un hermoso paseo que nos permite disfrutar de las vistas del lago.

Volvemos a tomar el coche y a 15 km. nos encontramos con el lago Moraine o lago de la Morrena. Muy popular, porque además su imagen figura impresa en el reverso de los billetes de 20 dolares canadienses a partir de los años setenta.
Autor: abotman
Situado en el Valle de los Diez Picos tan sólo tiene 0,5 km2,,aunque es menos visitado que el Louise, el color de sus aguas azul turquesa intenso pueden competir con la de otros lagos vecinos. Seguimos un camino por la orilla septentrional durante media hora.

Comimos en la terraza soleada del Lodge ubicado junto al lago, sin querer perdernos un sólo instante el maravilloso paisaje que nos acompañaba.
A pocos kilómetros de abandonar el lago Moraine, nos encontramos con que los coches están parados y la gente haciendo fotos. Bajamos y observamos que hay un oso grizzly de color marrón tranquilamente paseando, sin prestar excesiva atención al público que le contempla. Finalmente llega un ranger para controlar la situación.

En ruta por la Icefields Parkway

La excepcional carretera escénica Icefields Parkway (N93), declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, conecta los Parques Nacionales de Jasper y Banff.
Autor: bulliver
Muchos la denominan la "carretera más bella del mundo". Fue construida en la Gran Depresión de 1930 como proyecto para crear empleo y desde su origen fue concebida para ofrecer vistas panorámicas de un paisaje enmarcado por más de cien glaciares visibles y la acción de otros muchos que ya han desaparecido. Con sus 230 km. de recorrido, es toda una sucesión de lagos, glaciares, cataratas y montañas, atravesando valles, cuencas fluviales y puertos de montaña, serpenteando para ofrecer en cada curva nueva, una vista más espectacular que la anterior.
Nuestro recorrido nos llevará desde Jasper a Banff, atravesando los dos Parques Nacionales.

Cataratas Athabasca
A 30 km de Jasper nos encontramos estas pequeñas (23 m. de altura) pero espectaculares cataratas del río Athabasca que recibe el agua de los glaciares del Columbia Icefields. El río ha labrado una estrecha garganta, con fuertes remolinos precipitando sus aguas en el mismo río, después de una lucha titánica, entre un laberinto de rocas.

Cataratas Sunwapta
En el km 54, las aguas del Chaba Valley caen con fuerza sobre el Athabasca Valley, formando una cascada con varios saltos que han escarbado en la piedra caliza un profundo e increible cañón.
Cataratas Weeping Wall
Situadas en la misma carretera, cerca de Columbia Icefield. En el invierno se cubren completamente de hielo y es la pared más famosa porque van los alpinistas a escalar.

Glaciar Athabasca
Se encuentra a la salida del P.N. de Jasper. Esta inmensa masa de hielo tiene una lengua de 325 km2 y hasta 360 m. de profundidad, formando parte del campo de hielo Columbia. En los últimos 125 años la masa de hielo ha visto reducir su extensión a la mitad retrocediendo mas de 1,5 km. Actualmente disminuye a una velocidad de unos 2 ó 3 m. por año. Este glaciar es uno de los ocho brazos principales del campo de hielo Columbia, compartido entre Alberta y la Columbia Británica, el más grande de las Montañas Rocosas. Los ocho glaciares son: Athabasca, Dome, Kitchener, Stutfield, Columbia, Castlegar, Brice y Saskatchewan que alimentan a tres ríos: el Columbia, el Athabasca y el Saskatchewan. Las aguas de su deshielo llegan a tres océanos: Ártico, Atlántico y Pacífico. En todas direcciones, uno esta rodeado del hielo, y se siente transportado a otra era. Se creó durante la última glaciación. Hace unos 10.000 años, el hielo cubrió la región y esculpió valles amplios, paredes recortadas en las montañas y picos pronunciados.
Como el día era soleado, en el Icefields Centre que cuenta con un centro de interpretación interactivo sobre la glaciación y los glaciares, decidimos subir al centro del glaciar con unos vehiculos todo terreno adaptados al hielo llamados “snowcoach”, que con su tracción especial, superan pendientes de más de 35%, lo que les permite subir y bajar por la escarpada morrena y penetrar al gigante lecho de hielo. Una vez allí bajamos del vehículo y bien abrigados por el frio, pisamos el hielo del glaciar. El paisaje lleno de blanco es abrumador.


Mistaya Canyon
Retomamos la carretera y a 159 Km de Jasper y después de bajar a pie por un camino de unos 300 m. nos encontramos con el cauce del río Mistaya. Sus rugientes aguas han formado un cañón mediante la erosión, labrando las rocas con formas muy artísticas, onduladas, formando simas y un arco natural que une las paredes del barranco.
Bow Pass 
A 190 Km de Jasper, ascendemos el puerto de montaña más alto de esta carretera (2.088 m). Desde aquí una pequeña carretera nos llevará al parking del mirador del lago Peyto.

Lago Peyto
Un corto camino a pie de unos 10 minutos, nos lleva hasta el mirador del lago Peyto. Este lago de aguas glaciales de color turquesa, situado en el valle del río Mistaya, compite en belleza con el Lago Louise. Desde el mirador también se puede observar a la izquierda del lago el glaciar Peyto y a la derecha el valle del Mistaya.
Lago Bow
A 196 km de Jasper, visitamos el lago Bow, presidido por el glaciar de su mismo nombre. El paraje es muy abierto y parece que el lago tenga playa, se forman olas en la superficie porque el viento ha empezado a bufar con fuerza.

Crowfoot Glacier
Un kilómetro más adelante llegamos al mirador del Crowfoot Glacier. Hace un siglo había tres lenguas del glaciar, pero el glaciar se ha ido derritiendo y se ha perdido la lengua inferior y la del medio está desapareciendo también. Es una sorprendente extensión de hielo con forma de garra de cuervo que cuelga sobre la pared de un acantilado.
La borrachera de paisajes espectaculares que hemos contemplado durante el recorrido por la Icefields Parkway, nos ha obligado a parar en infinidad de ocasiones, a menudo distando unos pocos metros entre parada y parada, pero no podiamos resistirnos a grabar en nuestros recuerdos y en la fotografía parajes de tan singular belleza.
Finalmente llegamos a Banff, obviamente con un cierto retraso sobre lo previsto. Nos alojamos en un Lodge con casitas de madera y chimenea, muy en armonía con el paisaje de bosques y montañas que nos rodea. En una casa muy próxima al Lodge quedamos sorprendidos, al comprobar que tenían un jardinero muy especial, un ciervo que estaba efectuando una poda muy intensiva de los setos del jardín.
En este video sobre las Montañas Rocosas, se presentan los parajes más bellos que hemos tenido la fortuna de poder admirar:

Lago Maligne

El lago Maligne está situado al sur del Parque Nacional de Jasper, en el oeste del estado de Alberta (Canadá). 
Desde Jasper, iniciamos la ruta de 48 km con tiempo nublado. Por el camino vemos ciervos comiendo plácidamente y un oso negro. 
Llegamos al lago Medicine, y desde su mirador se domina un paisaje magnífico de todo el valle. El lago, llamado así por los indios nativos, destaca por lo variable de sus niveles de agua: en invierno está casi seco, al reducirse las aguas del deshielo y drenarse a través de canales subterráneos que desembocan en el río Maligne, por el contrario en verano el volumen de aguas aumenta y a pesar del drenaje se llena alcanzando profundidades de 20 metros.
Al final de la carretera llegamos al lago Maligne, el más bello de los lagos de un azul intenso, que penetra en un escenario virgen con montañas nevadas. Situado a 1670 m. de altitud, con 22 km. de longitud y una profundidad de hasta 97 m., es el lago natural más grande de las Montañas Rocosas.
Aunque el tiempo seguía nuboso y amenazaba lluvía, no deseabamos perder el crucero de 90 minutos alrededor del lago. Disfrutamos de un precioso paisaje montañoso con bosques, glaciares y color del agua azul turquesa increíble. Al poco tiempo amarramos en la famosa Spirit Island y caminamos por esa diminuta isla buscando la mejor perspectiva para realizar fotos. Una de las fotografías más típicas de las Montañas Rocosas que ha llegado a convertirse en todo un icono turístico que pretende reflejar el "espíritu" de Canadá.
Autor: FedericoLukkini
Después de comer en el Lodge ubicado a pie del lago, regresamos a Jasper. A 12 km antes de llegar a la población, se encuentra el Maligne Canyon, una impresionante y escarpada garganta de unos 50 m de profundidad, labrada sobre piedra caliza, que se produce al sumergirse el río con una fuerza vertiginosa de sus aguas. Seguimos un camino señalizado con puentes, salvando numerosas cascadas, completando un día de excursión por uno de los parajes más bellos de las Montañas Rocosas. 

lunes, 30 de julio de 2012

Navegando por el Pasaje Interior

El Pasaje Interior, es una franja de espacio marítimo comprendida entre la costa sur de Alaska (Columbia Británica) y las islas próximas a la misma. Abarca desde la zona de Ketchikan hasta Skagway. Un paisaje laberíntico de 11.000 islas e infinidad de bahías, fiordos y canales, coronado por numerosos glaciares y grandiosas montañas nevadas. La extrema climatología y orografía de la zona hace que las poblaciones no estén conectadas por carretera y que la única manera de acceder a ellas sea por mar o aire, por lo que navegar por el Pasaje Interior constituye la mejor fórmula de circular por la "carretera marítima" que conecta las diferentes poblaciones.  



























A bordo del Millenium y procediendo de Seward, nos disponemos a navegar por el Pasaje Interior, un recorrido escénico por sus gélidas aguas, que también nos permitirá conocer los territorios salvajes de las comunidades indígenas o los vestigios de la fiebre del oro del siglo XIX, que construyeron la historia de Alaska. La navegación invita a toda una aventura con sabor al pasado, avanzando custodiados de grandes bosques lluviosos, azules fiordos, montañas nevadas, islas diminutas de sólo algunas rocas y enormes glaciares. En definitiva naturaleza salvaje.



Tras dos días de navegación y después de visitar el majestuoso glaciar Hubbard, nuestro barco amarra en Juneau y realizamos la primera escala.

Juneau
Para conocer el entorno natural que nos rodea, tomamos el teleférico del Robson Mountain, muy próximo al muelle y desde la cima alcanzamos una espectacular vista panorámica del canal Gastineau y de la capital de Alaska con un fondo de montañas exuberantes. Con 30.000 habitantes es la única capital estatal, sin carretera que la conecte con el resto de Estados Unidos. Su origen se debe a que se encontró un yacimiento de oro en la zona, convirtiéndose en capital del estado en 1906.

Decidimos tomar un tour en helicóptero para sobrevolar y explorar el inmenso "campo de hielo" de los alrededores y aterrizar en uno de los glaciares para experimentar la sensación de caminar por encima de tantas toneladas de hielo virgen. 

Después de seguir las normas de seguridad y colocarnos crampones, nos introducimos en un pequeño helicóptero de 4 plazas y la de un jovencísimo piloto. Como el grupo es numeroso, los cuatro helicópteros se alzan formando una fila en el cielo y volamos por encima de los glaciares Hole in the Wall, Taku, Norris; Dead Branch y finalmente el East Twin, muy parecido al curso de un río.


El vuelo resulta espectacular por el sorprendente paisaje glacial y su inmensidad. El helicóptero aterriza suavemente sobre la parte superior de un glaciar y nos disponemos a caminar sobre un mar de hielo azul intenso que nos produce una sensación indescriptible. Damos unos pasos en hilera sobre las placas de hielo y empezamos a tomar fotografías para recordar un momento inolvidable. Sin embargo, de inmediato oímos unos gritos y comprobamos que una de nuestras amigas se había hundido en el agua del deshielo, prácticamente hasta la cintura. La sacamos sin mayores consecuencias, que la ropa y la cámara fotográfica bien mojadas. ¡Un buen susto!
Regresamos al barco y después de comer, tomamos un taxi para dirigirnos al imponente glaciar Menderhall, de 19 kilómetros de largo, 2,5 de ancho y 30 metros de alto. El paisaje ofrece frondosos bosques y majestuosas montañas.
Nos despedimos de un intenso día en Juneau, tomando unas cervezas en el histórico y singular Red Saloon.
Skagway
El día siguiente, a las 6 horas descendemos del Millenium en Skagway. Hoy tomaremos el legendario White Pass Train, en un recorrido panorámico de 30 km y unos 800 m de altitud. Esta vía ferroviaria fue construida a finales del XIX para que la ruta de los buscadores de oro hacia el Klondike no fuera tan extrema.

El trayecto descubre el territorio del Yukón, un paisaje muy bello que va cambiando a medida que subimos y al final llegamos a Fraser (Canadá) al pie del lago Bennet. Paseamos a la espera de que un autobús nos regrese a Skagway por la carretera del Klondike.
Después de comer durante la ruta por la carretera, llegamos a un lugar en donde rememorar "la fiebre del oro", probando suerte lavando la tierra en un "lavadero".
Regresamos a Skagway y visitamos una cantina y las habitaciones superiores en donde trabajaban "alegres damas". Con la fiebre del oro a finales del XIX y en sólo tres meses Skagway alcanzó 20.000 habitantes y llego a tener ochenta cantinas, cientos de prostitutas y multitud de jugadores, forajidos y asaltantes que se turnaban para robar las ganancias de los buscadores del oro. En el centro de la ciudad, en Broadway Street y alrededores, hay numerosas edificaciones y fachadas de madera con llamativos coloridos que recuerdan el esplendor de su época dorada.

Al regresar al barco y en una tarde muy soleada, tuvimos ocasión de disfrutar de la piscina en el corazón de Alaska.

Icy Strait Point
El día siguiente nuestra escala es Icy Strait Point.
Es un pequeño lugar de pescadores ubicado en una isla, en donde en 1912 se fundó una histórica fábrica de conservas, muy próximo al pueblo de Hoonah, cuna de los indios tlingit, famosos por su cultura de ceremonias, ritos, cantos y bailes.

Después de llegar a tierra con los "tenders", tomamos un autobús para llegar hasta el pequeño pueblo de Hoonah. En el propio ayuntamiento, un simpático alcalde nos regala un pin del pueblo. Después regresamos a Icy Strait Point y realizamos un  paseo por un denso bosque que nos conduce a una playa, donde el paisaje se presenta de postal.




Ketchikan
La última escala en la travesía del Pasaje Interior es Ketchikan, la tercera ciudad más importante de Alaska.
Está situada en la isla de Revillagigedo a 600 km al sur de la capital Juneau. En sus orígenes fue un centro indígena de actividades pesqueras y conserveras, pero su prosperidad llegó en 1898 con la fiebre del oro del Klondike, convirtiéndose en base de suministro y puerto de entrada de los mineros.

Tomamos un tour para visitar la pequeña aldea nativa Saxman, con el incentivo de poder contemplar totems, osos y águilas. Los indios tlingit muestran sus habilidades en la talla de esculturas de cedro y con gran colorido reflejan leyendas de un clan o conmemoran un acontecimiento determinado. En ellos casi siempre aparecen animales (cuervos, osos y águilas) o personas de la cultura indígena. Tenemos una buena muestra en el Saxman Totem Park, uniendo arte y espiritualidad aunque los totems no se veneran, explican narraciones míticas.
Más tarde en un parque rodeado de bosques de cedros y abetos, contemplamos la evolución de numerosas águilas calvas.
Regresamos a la pintoresca Ketchikan, capital mundial del salmón, y paseamos por sus bonitas calles. Parte de la zona antigua está construida sobre pilotes que emergen desde el mismo río. Las calles de madera de Creek Street, con gran encanto fotográfico, están llenas de tiendas de regalos, en donde antes se ubicaban los famosos burdeles de Alaska. Además, toda la ciudad está ornamentada con totems de cedro de los tlingit.
Nuestra navegación por el Pasaje Interior finaliza y nos acercamos a Vancouver, destino final del crucero. En este viaje, hemos podido comprobar que el acceso a maravillosos paisajes salvajes, requiere inexcusablemente medios de transporte adecuados