viernes, 6 de marzo de 2015

Trujillo

Desde la selva peruana nos trasladamos a la ciudad de Trujillo, ubicada en el margen derecho del río Moche, a orillas del Océano Pacifico, siendo la tercera ciudad más poblada del Perú. Fundada en 1534 por Pizarro, cuenta con una hermosa Plaza de Armas e interesantes y numerosos edificios coloniales, con sus balcones, paredes de diversos colores, y ventanas enrejadas.


Decidimos acudir a una exhibición de "caballos peruanos de paso", una raza protegida muy particular, descendiente de los caballos de los españoles y que gracias al esfuerzo de selección realizado por sus criadores, presenta un andar lateral o "paso llano" que les es muy característico y que se aprecia en toda su belleza cuando evolucionan al son de la alegre música de la marinera, mezcla de ritmos africanos, sevillanas y jota, conjuntamente con una bailarina como "pareja de baile".

En el valle ocupado hoy por la ciudad de Trujillo, se desarrollaron antiguamente interesantes culturas: Mochica (100 aC-700 dC) y Chimú (1000-1200 dC). Así que no quisimos perdernos las visitas a sus sitios arqueológicos.

Primero visitamos las Huacas del Sol y la Luna. La del Sol es la más grande pirámide precolombina de adobe del Perú y funcionó como centro político administrativo y la de la Luna, como centro ceremonial. En su época las dos Huacas estuvieron pintadas con colores chillones amarillo ocre y rojo. Entre ambas, se ubicaba la Zona Urbana, actualmente sin excavar. En medio de un árido desierto, el recinto muestra las dos pirámides de adobe, con apariencia de montañas naturales muy erosionadas. Sólo se visita el museo y la Huaca de la Luna, con base cuadrada de 87 m de lado y 21 m de altura.

En su interior, existen interesantes pinturas murales de varios colores, destacando la figura de su principal deidad, el dios degollador moche llamado Ai apaec, con el rostro transmitiendo diferentes expresiones como dios "castigador". También visitamos patios y plazas ceremoniales, donde se realizaban sacrificios y diversos rituales.

La cultura moche desarrolló una compleja tecnología de canales de riego, realizando obras monumentales como acueductos, pirámides, centros ceremoniales de adobe y desarrollaron mucho la agricultura. La sociedad estaba estratificada en una clase dominante de sacerdotes y guerreros, una población urbana de artesanos y comerciantes y una población rural de agricultores, ganaderos y pescadores. Realizaban sacrificios humanos para aplacar a los dioses, que incluían ritos relacionados con la bebida de la sangre de los guerreros enemigos.

Más tarde nos desplazamos al emplazamiento de la Huaca Arco Iris o Dragón, pirámide de adobe de doble plataforma, rodeada por una muralla con una única entrada. Nos encantó comprobar el buen estado de conservación y la hermosa decoración que presentaba, en forma de serpientes con dos cabezas que parecen dragones.
Desde aquí, nos desplazamos al complejo arqueológico de Chan Chan, centro de poder de la cultura Chimú, considerada la ciudad de adobe más grande del mundo,
declarada Patrimonio de la Humanidad y que llegó a albergar a más de 100.000 personas. Los chimú fueron herederos culturales de los mochica y se extendieron hasta la frontera con Ecuador.
La capital del Imperio Chimú abarca más de 20 km2 y cuenta con un conjunto de 10 ciudadelas. La sociedad tenía carácter imperial basada en el principio dinástico, con un gobernante conocido como Gran Señor Chimú. Nos impresionó la magnitud de sus plazas, con la exquisita decoración geométrica de sus muros, representando numerosos peces y aves.

Como estabamos en la costa del Pacífico, decidimos acercarnos a la playa del pintoresco pueblo de Huanchaco, a media hora de Trujillo. Tomamos un rico cebiche y un excelente pescado en una terraza, mientras contemplabamos los paseos de los "caballitos de totora", unas estilizadas y típicas balsas, en las que se suelen montar con las piernas colgando y que ya se han encontrado representadas en la cerámica de la cultura moche.

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